Sobre las próximas elecciones en la CANIEM

Interesantes las presentaciones que hoy nos hicieron de sus planillas y programas Juan Luis Arzoz Arbide por un lado y Porfirio Romo Lizárraga por el otro para conformar el nuevo Consejo de la CANIEM, del cual emergerá el nuevo presidente de la Cámara. Sus propuestas no son tan opuestas como uno podría creer sino, hasta cierto punto, complementarias. Sin duda, la diferencia fundamental estará en cómo uno u otro implementará sus acciones, en dónde estará el foco de sus respectivas atenciones. Mientras Porfirio pone más el acento en la incorporación de nuevos actores en la Cámara para fortalecerla y hacerla más plural e incluyente (como editores independientes e incluso libreros), Juan Luis plantea el lado pragmático de la negociación (particularmente con el gobierno) más o menos bajo el lema “de lo desparecido, lo que aparezca”. Ambos hablaron de la importancia de fortalecer el sistema de distribución y venta, específicamente las librerías. El único punto en el que discreparon fue en torno a la idea de Porfirio de impulsar una feria del libro de la CANIEM, cosa que Juan Luis creyó innecesaria. Técnicamente Juan Arzoz es más afín a los intereses de los “texteros” (editores especializados en libros de texto), mientras Porfirio representa los intereses de un amplio sector de los llamados “libros de interés general”. Por supuesto, ambos sectores no son excluyentes sino complementarios. Los programas de ambos los compartí en este medio días atrás.

En la reunión tomé la palabra para expresarles que, en mi opinión, la Cámara debe elaborar un plan de trabajo a largo plazo que nos una en torno a nuestras reivindicaciones históricas por muy lejanas que su realización parezca; un plan transexenal ambicioso que guíe los pasos de éste y los próximos Consejos de la Cámara con objeto de fortalecer libro y lectura en México. En fin, me da gusto que en esta ocasión volvamos a tener dos planillas que, espero, contribuyan a fomentar el necesario debate en torno al presente y futuro de nuestra industria.

Ya de salida pasé a saludar a mi tocayo Alejandro Ramírez, director general de la CANIEM, con quien me une una estrecha y ya añeja amistad de casi cuarenta años, y que es autor de Ediciones del Ermitaño. Regresé a casa cansado, pero contento. Fue un día muy ajetreado, con tráfico caótico, pero muy productivo. Preludio del inicio de la asoleada y calurosa primavera, que ya está a la vuelta de la esquina.