Me entero con enorme tristeza del fallecimiento de mi querida amiga Ofelia Arruti. Estudiamos juntos traducción en El Colegio de México y fuimos compañeros de batallas en muchas aventuras académicas y profesionales. Primero en la creación de la Asociación de Traductores Profesionales (ATP) en una época de gran complejidad, antecedente importante para la unión gremial y la labor académica que ha florecido en el terreno de la traducción desde entonces. Me acompañó después en la creación de las primeras licenciaturas en traducción e interpretación en México cuando fui director general del ISIT así como en innumerables iniciativas que impulsamos en esa época. También tuvimos una larga vinculación profesional en el terreno de la edición pues fue colaboradora directa de Solar así como correctora y editora externa. Se fue a vivir a Cancún años atrás, por lo que ya no nos pudimos ver con la frecuencia deseada. Todavía el año antepasado nos fue a visitar al stand de Ediciones del Ermitaño en la FIL de Guadalajara. Vayan mis condolencias y un gran abrazo muy afectuoso a toda la familia de Ofelia así como a todos los amigos que la conocimos y quisimos. Descanse en paz.