La iPad pro irrumpe en la vida de un editor

¿Es la iPad Pro realmente una alternativa a una Mac? Al principio lo dudé. Sin embargo, tras estarla usando a lo largo de varias semanas, he cambiado de opinión. No sólo es una opción viable, sino que en muchos sentidos hasta puede superarla. Me explico. Desde hace ya más de un año mi iMac, dotada de tres monitores, el principal y dos secundarios, fue convirtiéndose cada vez más en una herramienta secundaria de trabajo, pues mi iPad Air 2 en combinación con mi Mac Book la fueron sustituyendo y, con ello, mi espacio de trabajo se fue flexibilizando. Es decir, cada vez es menos importante dónde me encuentro. Mis labores profesionales prácticamente las he podido realizar en cualquier lugar con la misma eficiencia. Mi iMac ganaba básicamente en materia de eficiencia por el amplio espacio de trabajo disponible (los tres monitores) y por los programas propios del OSX aún no disponibles para el iOS, particularmente los dedicados a fotografía y video. Esto cambió ahora con la iPad Pro. Por un lado, no sólo reemplaza, sino supera ampliamente a la Mac Book al menos para cubrir mis necesidades. Por el otro, la flexibilidad del sistema operativo y la enorme cantidad de aplicaciones que hay cubren prácticamente todas mis necesidades. Pero mentiría si dijera que sólo se trata de sustituir una herramienta por otra. La iPad Pro, de la mano con un programa como el Astropad, se convierte en un fantástico reemplazo de una herramienta muy cara, sueño de dibujantes, arquitectos y fotógrafos: la Cintiq de Wacom. Cintiq es un monitor de gran precisión sensible a la presión enchufado a tu computadora que te permite dibujar o retocar imágenes con un lápiz digital. Algunos trataron de sustituir la Cintiq con las iPads normales. Nada despreciable el asunto, pero faltaba un elemento fundamental: el lápiz digital sensible no sólo a la presión, sino también a la inclinación. Eso lo logró Apple con su “Pencil”, una maravilla tecnológica que ya en su primer versión es sorprendente. Si a eso añadimos el teclado físico, la iPad Pro se convierte realmente en una herramienta profesional que puede cubrir infinidad de necesidades. Le sumas finalmente las cuatro bocinas, de muy buena calidad, y se convierte en una experiencia multimedia envolvente que multiplica tus capacidades creativas y productivas. Cuando salió y lo tuve a prueba el primer día en mis manos, no me convenció. Pero poco después, al comenzar a usarla de manera cotidiana, jubilé mi Mac Book (bueno, pasó a ser herramienta de trabajo en la editorial) y comencé a descubrir cómo mi productividad iba en aumento. Confieso que al principio el teclado me decepcionó. Sin embargo, ya acostumbrándome a sus dimensiones y sensación, descubro sus bondades, sobre todo porque extiende sus capacidades a la pantalla, donde encuentras otras funciones. Si escribes mucho a diario, creo que descubrirás un nuevo universo de posibilidades, más aún ahora que el Office para iOS incorpora todas estas chuladas y ha dejado muy atrás las mismas aplicaciones de Apple, que parece dispuesto a abandonar ese terreno. Y si eres fotógrafo, coincidirás conmigo en que es una chingonería. Hoy leía que la iPad Pro ha superado, en sólo tres meses, con poca publicidad, las ventas de la Surface 4 de Microsoft. No me sorprende, pese a las espléndidas prestaciones que ésta tiene. Apple parece ceder terreno en materia de software, pero sigue aventajando en hardware y sistema operativo. Este año, intuyo, nos deparará algunas sorpresas y señalará con mayor precisión el rumbo que tomará la tecnología en los próximos años.