La eDistribución en Un lugar de la Mancha

Hoy tuve una interesante reunión con Carlos Dayan, director de las librerías Un lugar de la Mancha, que me invitó a comer. Acordamos su integración a nuestro modelo de negocios de eDistribución de libros y esbozamos proyectos de colaboración en varios terrenos. Nos acompañaron Billy Zavala, encargado de librería, y Dan Becherano, de tequilas El… Continuar leyendo

Ya en la FIL Guadalajara 2018

Finalmente ha iniciado la FIL de Guadalajara y, tras superar vientos huracanados, tenemos el stand de Ediciones del Ermitaño funcionando. Resulta que en esta ocasión, por primera vez en más de 30 años, nos tocó un proveedor chafísima que nos dejó el changarro tirado e incompleto. Pero da el gatazo como quien dice. Todos estamos… Continuar leyendo

Este no es mi Milenio, pero cómo agradezco la Primavera…

Siento que los libros y la primavera se llevan bien. Quizás es una percepción muy personal. A lo largo de mi vida he sufrido cada vez más los inviernos. Cuando llega el otoño, comienzo a presentir nubarrones en mi estado de ánimo. Ya desde mediados de año veo con preocupación cómo se acercan esos aciagos… Continuar leyendo

Muchos libros llevan a vivir historias de amor

Muchos libros contienen historias de amor. Y muchos libros llevan a vivir historias de amor. Ese ha sido mi caso. Cinco años atrás la intención de publicar un libro de poesía me llevó a conocer a una inquietante mujer de sólo 29 años. Sentimos una inusual atracción animal que nos llevó a la postre a vivir inenarrables acontecimientos cargados de un erotismo plasmado en fotos y recuerdos. Sin embargo, como en toda buena novela, en nuestra historia hubo de todo: buenos y malos, verdades y mentiras, fidelidades y traiciones, deseos irrefrenables llenos de obstáculos, aventuras dignas de Boccaccio que dieron vida, en este nuevo milenio, a mi linda Fiammetta a la que yo, como él, cortejé y sigo cortejando sin descanso. Cada mañana -en un acto clandestino que genera rumores en los pasillos de las letras y de los textos que son leídos, las tipografías que comienzan a tomar forma, los pliegos que escupen sin cesar las impresoras, los alterones de papeles y cartulinas, las encuadernadoras y demás artilugios que llevan la imaginación de sápatras lectores por los pasillos de la pasión y la lujuria- cada mañana, decía, nuestros cuerpos, que escapan de la peste bubónica de la vida sin sentido que pareciera rodearnos fuera de este espacio ermitañamente solariego, se funden en un lento abrazo que va llenando todo de sudor, de fluidos lascivos, de besos y tanto lentas como furiosas penetraciones, gemidos y gritos ahogados en el silencio de nuestras cuatro paredes. Cada mañana nuestros cuerpos escurren por puertas y ventanas, por rendijas cavadas por la polilla, y fecundan el aire literario de nuestros recintos editoriales. Lo mismo las tardes, y luego las noches. Dicen, quienes saben de esto, que Solar y Ediciones del Ermitaño huelen a sexo. Pienso, que no lo sé de seguro, que se debe a la labor fecunda de todos los que aquí trabajamos. Pero ese no es el tema. El asunto es que hoy, viernes primero de noviembre, mi prietita cumple años. Pero pareciera que los descumple, pues cada día se ve más joven, más linda y más rozagante. Y yo no puedo estar más agradecido por esta oportunidad que me da la vida de vivir un capítulo rosa en medio de los grandes altibajos en la existencia sin los cuales toda novela que valga la pena sería terriblemente aburrida.

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