Ayer hicimos un balance de nuestra accidentada participación en la #FIL2018. Fuimos de nueva cuenta tanto para exhibir nuestro catálogo de Ediciones del Ermitaño, como para ofrecer nuestros servicios editoriales integrales entre los que se encuentra la eDistribución internacional de libros. Tuvimos en general buenos resultados. Sin embargo, cada vez es más difícil recuperar los costos, que son elevadísimos particularmente para un sello editorial independiente como el nuestro. La FIL cobra en dólares, pero nuestros libros se venden en pesos y los lectores ganan pesos, cuyo valor adquisitivo ha ido decreciendo. Ya desde el año pasado nos preguntamos si debemos seguir yendo a la FIL con stand. Este año, de hecho, redujimos un tercio su tamaño para abatir costos. Corrimos además con la mala suerte de que, por un lado, la empresa de montaje que contratamos nos quedó muy mal y no terminó de armarlo y, por el otro, que casi al final de la feria nos robaron la caja con la totalidad de lo que había ingresado ese día. Así que en las próximas semanas estaremos reconsiderando nuestra estrategia para la #FIL2019, cosa que ha de estar haciendo toda la industria editorial ante las noticias nada alentadoras que nos llegan en materia de políticas culturales y editoriales del presente gobierno. Nos esperan jornadas de intensos debates que espero logren ser tan amplios como los logrados por Cuarón con su película Roma…