El pasado martes 9 de octubre falleció mi madre, Toni Zenker, tras más de cien años de vida prolífica. Nació en Chicago el 24 de diciembre de 1917 y muy joven vino a México, donde conoció a mi padre, Walter, con quien tuvo tres hijos, Miguel, Peter y yo, que hoy lloramos su partida junto con los muchos otros miembros de la familia. Mi madre fue una mujer plena, independiente, solidaria, generosa, creativa y combativa. Siempre indignada por la desigualdad y la pobreza, compartió con generosidad lo poco que tenía. Fue maestra y dedicó su pasión a la pintura y a la escritura. Abrazó la antroposofía como cosmovisión. Siempre llena de proyectos, su cuerpo no le aguantó el paso a su indomable espíritu. Hoy ha partido en paz. Siempre presente en nuestras vidas, nos costará mucho comprendernos, sabernos, hallarnos sin ella. En estos días la estaremos despidiendo con gran amor, cariño y sobre todo gratitud por todo lo que nos dio y el enorme legado espiritual que nos deja. Descanse en paz.