Snowden lo descubre y Facebook lo confirma. Hay que migrar a un blog propio desde el cual uno pueda difundir información y opinión. Basar tus memorias en un espacio tan hipócritamente mojigato como Facebook es suicida. Cuando, en diciembre, Facebook me censuró una foto de Huberto Bátiz con modelo desnuda, que forma parte de un proyecto de retrato en el que llevo más de diez años trabajando con más de veinte libros publicados en Ediciones del Ermitaño, no pude menos que confirmar lo que desde hace mucho se veía perfilar: esa red que emergió y pronto nos hizo abrigar esperanzas de que finalmente los ciudadanos comunes y corrientes del mundo conquistábamos un nuevo espacio de infinita libertad, a la postre sería “tomada” por unas cuantas manos todopoderosas que acabarían dictando sus reglas. Hoy son “muchas” las opciones que tenemos para trabajar, para comunicarnos en red. Sin embargo, pertenecen, la mayoría o, al menos, las más poderosas, a un puñado de empresarios que, tarde o temprano, obedecen a la lógica del capital. La sexualidad, y en su extremo, la pornografía han pertenecido por siglos al extremo de lo permisible. Casi se podría afirmar que, más allá de las libertades políticas, son las libertades sexuales las que marcan el nivel de democracia que impera en un país. No hay nada más aberrante que un sistema que pretende determinar en última instancia cómo debes verte a ti, a tu cuerpo, al cuerpo de los demás, y qué hacer, en lo particular, con el tuyo. Un sistema que crea leyes que dictan qué puedes hacer contigo mismo aún cuando no afectes, al hacerlo, a los demás. Por supuesto que todos estamos interrelacionados, y lo que uno hace consigo mismo afecta de una u otra manera a su entorno, al menos al más cercano. Pero si te drogas, si te consumes en el alcohol, si te embarazas y decides abortar, si te tatúas, en fin, si haces tu satánica voluntad con tu cuerpo, nadie debería interferir con tu decisión. Eso incluye investirte del género que en su momento te llame (heterosexual, homosexual, bisexual, etc.). Por eso estoy cambiando mi manera de vincularme con mi entorno a través de la web. Privilegiaré mi propio blog, desde el cual compartiré mis reflexiones. Y también por esa razón armé una “página” en Facebook (a diferencia de la “biografía”) en la que se estarán reproduciendo mis entradas de blog. Si alguna es censurada por el big brother feisbukero, siempre estará disponible el original en mi blog. Es un simple ejercicio de congruencia personal. Por supuesto no le doy mayor importancia a mis ocurrencias. El mundo puede sobrevivir perfectamente sin ellas. Pero creo que todos debemos trabajar de alguna manera para no sólo preservar, sino ampliar nuestras libertades individuales. Pichi está de acuerdo. Pichi, ven, diles lo que piensas. Pichiii… deja ese churro… ¡Pichiiiii!