Encuentro Hispanoamericano de Poesía,
miércoles 22 de octubre 2008
Presentación de la colección de poesía de Ediciones del Ermitaño.
Por Alejandro Zenker
Ediciones del Ermitaño nació en 1984 y desde 1994 produce gran parte de sus títulos haciendo uso de la impresión digital en tiros cortos. Cuenta con un catálogo vivo de más de 200 títulos, y el histórico supera los 400. De éstos, la cuarta parte corresponde al género poético, con obra predominantemente de jóvenes poetas hispanoamericanos. Además de los varios libros de poetas mexicanos, el año pasado publicamos dos volúmenes de jóvenes poetas españoles, y este año iniciamos la publicación de poesía traducida con dos títulos de poetas coreanos que vienen a sumarse a otros ocho correspondientes a la narrativa de la colección de literatura coreana. La mayor parte de nuestra producción es enteramente independiente; pocos de nuestros títulos han contado con apoyo económico y pocos han sido producto de una coedición. Por lo mismo, nuestra capacidad de producción de nuevos títulos es limitada.
Pero vayamos por partes.
Hace unos días, los compañeros de la editorial Librodeartista, de Andalucía, España, me preguntaron qué entiendo por “bibliodiversidad”. Curiosamente, en estas semanas varios me han abordado con la misma interrogante. El término irrumpió con fuerza en México a raíz del Encuentro de Editores Independientes del Mundo Latino y la Bibliodiversidad que se realizó en el marco de la FIL de Guadalajara en 2005. Ya desde muchos años atrás, en todo el mundo se había venido sintiendo el peso de los grandes conglomerados editoriales que forjaron el mercado de acuerdo con sus conveniencias y así fueron minando las posibilidades de desarrollo de proyectos editoriales independientes, alternativos. Los grandes capitales de la industria editorial buscaban hacer grandes inversiones para tener grandes utilidades. Toda la cadena de producción, distribución y venta se orientó a satisfacer esa demanda. Las otras voces fueron callando. Era imposible competir. La poesía fue, sin duda, una de sus principales víctimas. La bibliodiversidad, entendida como la proliferación de voces literarias accesibles al lector posible, independientemente del potencial económico, lucrativo de una obra, es un sueño lleno de obstáculos.
Es en ese contexto cuando, en 1994, diez años después de su fundación, Ediciones del Ermitaño y Solar decidieron realizar un giro radical recurriendo a las tecnologías emergentes de entonces, particularmente la impresión digital. Nació así Minimalia, colección destinada a explorar el potencial de esas tecnologías y a experimentar nuevas formas de hacer que el libro llegara a su lector y el lector a su libro, en esa laberíntica búsqueda que a veces pareciera no tener remedio. Incorporamos a nuestros talleres los primeros equipos de impresión digital destinados a la producción de libros en México y sacamos los primeros cinco títulos de la colección con tirajes de tan sólo 100 ejemplares cada uno. Hasta allí todo iba bien. Estamos convencidos de que son muchas las obras valiosas que merecen abrirse paso entre los lectores cautivos y potenciales, sin importar si hablamos de 30, 50 o 100, particularmente en el caso de la poesía. Sin embargo, enfrentamos lo que sigue siendo el cuello de botella y principal impedimento para que esta fórmula cuajara: todo el sistema de distribución y venta estaba organizado —como sigue estando— para darle cauce a tirajes grandes. Quienes se aventuraron a asumir la distribución de los catálogos de editoriales pequeñas, basadas en tirajes cortos, pronto quebraron o tiraron la toalla. Así pues, había que buscar otras fórmulas.
Asumimos la distribución directa de nuestro catálogo y, aun cuando nuestro sello, Ediciones del Ermitaño, era conocido por su relativamente larga trayectoria (que este año ha cumplido 25 años), nos costó mucho trabajo abrirnos espacios para esta propuesta innovadora. La constancia y terquedad nos fue abriendo el camino, y hoy tenemos más puntos de venta abiertos de los que podemos atender.
No obstante, una cosa es tener puntos de venta y otra muy distinta, como editorial independiente, atenderlos adecuadamente y hacerle frente a la burocracia que implica la distribución, consignación, facturación y cobro. Si a eso añadimos la reciente y genocida burocracia de Indautor para otorgar los ISBN, tenemos un panorama bastante desalentador para la pretendida bibliodiversidad en México. Sin embargo, los editores alternativos estamos no para quejarnos, sino precisamente para salirnos de los procedimientos esquemáticos, buscando nuevos caminos, no para hacer lo mismo de siempre, sino para ampliar nuestro campo de acción.
Eso es lo que hemos estado haciendo en Ediciones del Ermitaño. Este año abrimos una nueva vertiente de exploración. Creamos páginas paralelas a nuestro sitio central, www.solareditores.com, especializadas en géneros y títulos, y hemos buscado recursos que no por modestos dejan de ser útiles para acercar los libros al lector. Por ejemplo: acabamos de lanzar la convocatoria al Premio Universitario de Ensayo sobre Literatura Coreana y creamos un sitio especial para la colección, www.literaturacoreana.com.
Allí, los interesados en el premio pueden no sólo consultar las bases, sino también adquirir información sobre nuestras publicaciones, inscribirse en la página para recibir notificaciones, escuchar música, ver videos y fotos, etc. Eso mismo lo hemos trasladado a otros terrenos. A un libro de narrativa que publicamos el año pasado y que ha sido exitoso por la calidad literaria y la temática que aborda, le creamos su propio espacio, en el que, de igual manera, los lectores pueden adquirir más información sobre el tema, ver películas, fotos y entrevistas con el autor, e incluso entablar una conversación con él a través de un sistema de chat o bien dejando comentarios en las entradas a sus blogs. Continuamos experimentando con un espacio para las obras de Gustavo Sainz que estamos publicando. Es decir, nuestra intención es crear una red de espacios en la que los lectores interactúen de manera más directa con autores y editores. Esto, si bien apenas inicia, ha comenzado a tener un creciente éxito y queremos ampliarlo al género poético y, por supuesto, al de nuestra colección de erotismo.
Estoy convencido de que hay mucho por explorar y de que si bien los canales tradicionales de venta seguirán por un buen tiempo relativamente cerrados a editoriales alternativas —ya sea porque simplemente no aceptan sus catálogos o porque la editorial no puede hacer frente a las crecientes exigencias administrativas y burocráticas—, podemos crear espacios personalizados que las editoriales grandes simplemente no contemplan ni imaginan.
Para esto es imprescindible que los autores se involucren, que entiendan que todo ha cambiado y que es indispensable que se conviertan en activos promotores de su obra. Esto atañe en particular a los poetas.
Para arar en el campo de la bibliodiversidad he estado impulsando un nuevo y ambicioso proyecto junto con Uberto Stabile, quien dirige EDITA, es decir, los encuentros internacionales de editores independientes en Punta Umbría, España, y el Instituto del Libro y la Lectura aquí en México. Se trata de la Red Internacional de Editores y Proyectos Alternativos (RIEPA, www.riepa.org), a la que ya se han sumado alrededor de 100 editores independientes de toda Iberoamérica (España, Portugal, Brasil, Argentina, Chile, Colombia, México, etc.). Se trata de un espacio de integración y discusión que está cobrando cada vez más dinamismo y que estamos presentando en los diversos países que cuentan con encuentros internacionales de editores independientes y alternativos. Estoy convencido que de esta organización voluntaria y gratuita emergerán no sólo numerosas alianzas en beneficio de los editores que estamos de este lado de la exploración de nuevos horizontes, sino también nuevas soluciones a los problemas que quizás hoy parecen infranqueables, pero que dentro de poco nos harán lo que el viento a Juárez.
*azh, 18/10/08