Construyendo el futuro: IA, automatización, libro y un nuevo espacio de trabajo
Alejandro Zenker
Para quienes nos gusta la tecnología (y yo construí Solar, Ediciones del Ermitaño y Librántida —entre otros proyectos— aprovechando las últimas tecnologías disponibles en su momento), esta es una época apasionante. Durante la pandemia desmonté mi oficina y estuve trabajando en mi estudio, sentado cómodamente en un sillón reclinable, armado tan solo con mi MacBook Pro, un iPad y mi iPhone. Desde inicios de 2023, comencé a explorar la IA, que irrumpió en el mundo en noviembre de 2022, y ya no paré. Noemí se apiadó de mí y decidió dejarme el estudio, que compartíamos, para que me acomodara a mis anchas. Así volví a reconstruir poco a poco mi lugar de trabajo y experimentación, lo que me está permitiendo divertirme como enano. Estoy aprendiendo cosas nuevas a diario, quizás ya no con la agilidad que tenía veinte o treinta años atrás, pero sí con el mismo entusiasmo.
Lo que voy descubriendo se lo he estado transmitiendo a Noemí, a Nimue y, por supuesto, a Xiluén, a quien le he ido construyendo un espacio de trabajo similar al mío y enseñado a aprovecharlo. Veo con mucho entusiasmo y optimismo el futuro, aunque no sin algunos temores que ya les iré contando. Por lo pronto, he descubierto que uno puede ser infinitamente más productivo haciendo uso de las herramientas que están surgiendo. He querido transmitir por las redes el proceso en el que me encuentro, pero es tanto lo que acontece a diario que sería un poco abrumador.
Por lo pronto, les comparto la estructura de mi nuevo lugar de trabajo. Lo que pueden ver en la foto son mis tres monitores básicos: uno de 32 pulgadas a mi derecha, otro de 27 pulgadas en posición vertical al centro, ambos 4K, y la joya de la corona, uno de 27 pulgadas 5K a mi izquierda, que para fotografía es una maravilla. Todo alimentado por una Mac Mini M4 Pro que está conectada a un chingomadral de periféricos. Frente a mi teclado están dos Stream Deck, que son una especie de administradores de macros con los que puedo hacer más eficiente mi trabajo (infinitamente más eficiente). En el piso hay un pedal de Stream Deck que me permite activar otros macros cuando las manos ya no se dan abasto. El iPad funciona como una extensión de toda esta configuración. A mi izquierda está un prompter que sirve de monitor adicional y que trabaja junto con el micrófono Wave que tengo enfrente y la Facecam Pro de Elgato (nada qué ver con el Pichicuaz; así se llama la empresa europea que fabrica estas chuladas).
Sobre un escritorio de altura ajustable están la MacBook y la impresora, entre otros periféricos. Para calar el sonido de los videos que estoy generando, tengo tanto las seis bocinas del Apple Display como las Klipsch. Ya para amenizar la chamba, están las bocinas Sonos al fondo. Por supuesto, todo esto no sirve de nada sin el software: la suite de Adobe y Microsoft Office son de cajón. Uso Ulysses para escribir, y luego infinidad de programas para los distintos proyectos. ChatGPT lo uso para interacciones básicas con la IA y Gemini Deep Research para investigación, junto con Perplexity y DeepSeek, que no cantan mal las rancheras. Para generación de imágenes, uso Midjourney e Ideogram, pero también DALLE, Grok y muchísimas otras. Uso ElevenLabs para generación de voz (experimentación con audiolibros, por ejemplo), Suno para sonidos y música, y HeyGen para video con avatares. En materia de automatización y programación: GitHub, Make, Systemprompt y Replit, por ejemplo. Y bueno, para qué le sigo.
Contra lo que muchos piensan, trabajar hoy para aprovechar la IA va mucho más allá de usar ChatGPT. Hacerlo en serio requiere inversión y mucho aprendizaje. Hay un mundo de posibilidades y oportunidades por descubrir, y las cosas están avanzando a tal velocidad que quedarse dormido puede significar quedarse atrás y no alcanzar ya a subirse al tren de los cambios. Al menos así pinta la cosa en este momento. Ya mañana, quién sabe…