Sheldon se convirtió, sin duda alguna, en el corazón de esta casa. Desde que llegó se destapó como un gatito curioso, valiente, travieso y muy amoroso. Sus juegos y ocurrencias no tienen límites. Recibido inicialmente con recelo por las demás mascotas, pronto comenzó a jugar con el Bukowski, luego con el Pichicuaz y finalmente hasta con la Frida, que dejó de lado su canina aversión a los felinos y se entregó de lleno al juego. Si ustedes estuvieran aquí, no sería raro que, a lo largo del día, nos sorprendieran a todos mirando con estúpida fascinación los juegos del Sheldon con cualquier cosa, así fuera su propia sombra. Walt Disney debe haberse inspirado en un Sheldon para generar sus caricaturas o habría pagado una fortuna por tener al nuestro como fuente de inspiración. Últimamente se ha estado apoderando incluso del ecosistema librero de la casa. Eso sí, nunca ha osado lastimar y menos destruir libro alguno. Entiende que, en esta casa, los libros son objeto de culto y devoción pues de nuestra dedicación a ellos pagamos hasta sus croquetas. Pero si bien Sheldon ha sido la estrella en estos últimos meses de confinamiento por COVID, la mera verdad todos nuestros perros y gatos han sido un bálsamo durante toda la pandemia. Han contado también con nuestra atención y dedicación mientras trabajamos desde la casa. Ya hasta Noemí, a la que solo le gustaba contemplarlos de lejitos, los deja acostarse en su regazo. Como imaginarán, la casa se llena de pelos. Pero gracias a nuestra Robotina, los mantenemos a raya. Así las cosas en este 2021: los humanos, la flora, la fauna y la robótica, aunado todo esto a la Internet de las Cosas (IoT), estamos forjando una nueva y compleja realidad que cambiará en todos los órdenes al mundo en los próximos años, con Sheldon como punta de lanza. ¡Bienvenidos al futuro!