Mi hermano Miguel cumple hoy 75 años de edad tras un intenso recorrido por la vida. Primero de tres hermanos, de alguna manera nos fue marcando el paso. Influyó mucho, ante todo, sobre mi hermano Peter, quien siempre lo ha admirado mucho. Ambos desarrollaron notables destrezas manuales. A Miguel le gustó desde temprana edad la carpintería y la música, lo que lo llevó a decantarse por el estudio de la laudería en Alemania, a donde dirigió sus pasos tras terminar la prepa en la Ciudad de México. Yo fui siempre torpe para las manualidades, si bien algo le aprendí a Miguel a lo largo de los años a tal punto que yo mismo llegué a fabricarme algunos de mis muebles e incluso, en una ocasión, un cuarto de madera para mi hija Xiluén. No obstante, fueron Miguel y Peter quienes se volvieron verdaderos maestros que hacen de la madera la materia fundamental para darle rienda suelta a su creatividad. Miguel ha forjado violines, violas y otros instrumentos de cuerda, mientras que Peter se decantó por los instrumentos de viento (flautas). Cuando fui a Alemania, Miguel y yo vivimos juntos muchos años. Yo lo ayudaba en algunas tareas menores que me confiaba, como la reparación de arcos de violín. Finalmente nos unió sobre todo la coincidencia política cuando nos involucramos intensamente en movimientos de izquierda en ambos lados del océano. Miguel ha tenido, sin lugar a dudas, una vida plena. Carpintero, laudero, investigador, antropólogo y maestro, ha forjado una familia que se ha extendido por ambos lados del océano: México y Europa. Ha vivido, como todos, triunfos y fracasos. Estos últimos los ha sabido superar siguiendo la máxima de nuestro padre: lo que no te tumba, te fortalece. Hoy festejo su cumpleaños con ese enorme cariño y admiración que le profeso. ¡Felicidades, querido hermano!