Hoy estamos festejando el cumpleaños del Pichicuaz, nuestro destacado editor felino cuyos maullidos han trascendido fronteras. Nació un 12 de marzo, hace ya ocho años, con la tinta adherida a sus garras. Inició tempranamente labores en Ediciones del Ermitaño y pronto se convirtió en pieza fundamental del proyecto. Participó en un curso exprés del diplomado en los procesos editoriales, impartido por la CANIEM y la UNAM y solventó luego exitosamente la Maestría en diseño y producción editorial de la UAM. Por si fuera poco, se lanzó años atrás a Veracruz a cursar otra maestría, esta vez en tipografía. Ha maullado conferencias al por mayor e influido a tal grado en el quehacer editorial que ya es candidato a un doctorado honoris causa por la Sorbona en Paris, donde los gatos editores —que hay pocos en el mundo— son muy apreciados. Amante del libro impreso, reconoce los atributos de las nuevas plataformas electrónicas y asegura una larga convivencia entre los soportes. Cree, sin embargo, que la apropiación del conocimiento migrará a nuevas formas de expresión, por lo que está estudiando asiduamente los alcances de la realidad virtual y de la realidad aumentada aplicada al mundo de los libros y de la lectura. Chelero de corazón y tequilero apasionado, no desperdicia oportunidad para vaciar mi cava cuando me ausento. Cuando regreso, las oficinas solariegas y ermitañas no dejan de ocultar rastros de sus desmanes. Pero todo se le perdona. Es un gato bien chingón. ¡Felicidades, Pichicuaz!