Reflexionábamos hoy Noemí y yo sobre lo afortunados que somos al vivir esta experiencia pandémica de encierro en armonía familiar. Ambos nos complementamos, compartimos gustos e inquietudes, nos apoyamos y tratamos de repartirnos las tareas para sobrellevar el día a día. Nos ha preocupado Nimue, que se la ha pasado con nosotros sin ir a la escuela, ni al parque, ni de vacaciones. Pero cuando le preguntamos cómo está nos dice que feliz. Diario ve a sus amiguitos en sus clases virtuales, y ha encontrado cómo vivir en espacios de juego también virtuales a través de la iPad. Sus juegos predilectos son Roblox y AmongUs. El desmadre que echan allí estos escuincles es pasmoso. Claro que también juega y corre y grita por los pasillos y en la terraza. Sin duda, esta será una generación que vivirá marcada por la pandemia. Transitar de los nueve a los once años en el encierro no ha de ser fácil. Lo cierto es que estos niños están madurando a una velocidad extraordinaria, y están adquiriendo habilidades otrora inimaginables. Creo que la verdadera generación digital va a ser esta, y no la que en un principio imaginamos…