Hoy celebramos la segunda reunión del año de la LEI (Liga de Editoriales Independientes). La prolongación de la pandemia obliga a una reorganización de la Liga y de nuestras actividades. También a un mayor acercamiento con organizaciones afines, en particular con la RELI (Red de Librerías Independientes). En esta última, por cierto, celebramos un acontecimiento de particular importancia: participamos en la FILU de la Universidad Veracruzana como canal fundamental de comercialización de los libros de las editoriales participantes. Esto, que fue una de las propuestas que hice en su momento a la FIL de Guadalajara el año pasado, a la que no hizo caso, espero que sirva de ejemplo y propicie un mayor acercamiento entre ferias, editoriales y librerías. En éstas últimas deberían residir nuestros esfuerzos de ventas de libros. Fortalecer el canal librero es de fundamental importancia durante, pero sobre todo para después de la pandemia. Hay muchos vicios que debemos desterrar del ecosistema del libro. Pero si algo bueno le habrá dejado a la cadena del libro esta terrible época que estamos viviendo es precisamente un mayor acercamiento entre editores, libreros y lectores. Por ahora, los editores integrados en la LEI estamos trabajando para sacar adelante nuestros proyectos editoriales a sabiendas de que necesitamos forjar fuertes alianzas. Nada fácil en una época pandémica que aún no nos deja ver la luz al final del túnel con ya más de 150,000 muertos en México y contando…
- Esta fue una de las primeras versiones del logotipo de la LEI. Posteriormente nos inclinamos por denominar a la agrupación “Liga de EDITORIALES Independientes” (en lugar de “Editores Independientes”).