Queridas amigas y amigos, les deseamos una muy feliz Navidad pese a las extrañas circunstancias en las que nos encontramos. Deseamos, en particular, enviar nuestros abrazos a todos nuestros colaboradores pasados y presentes, gracias a cuya dedicación hemos logrado construir esta empresa cultural. También a nuestros colegas y a nuestros lectores. Muy en particular a los integrantes de esa maravillosa organización de la RELI (Red de Librerías Independientes), así como a nuestros amigos y cómplices de proyectos de la Ametli (Asociación Mexicana de Traductores Literarios), a nuestros colegas de la Liga de Editores Independientes (LEI), a nuestros compañeros de Trabajadores de la Edición (TE) y a tantos otros. Les deseamos una feliz Navidad a amigos y enemigos (que nunca faltan estos últimos aunque no sepamos a veces las razones). Pero muy en particular, les mandamos nuestro abrazo solidario a todos aquellos que esta noche están con un silla vacía, o en la soledad, o pensando cómo sobrevivirán los próximos días sin ingresos y con esta pandemia siempre amenazante. A nuestros médicos y enfermeras, a los enfermos. Esta pandemia deja en claro que necesitamos crear un ecosistema global más solidario, con cada vez menos desigualdades, en el que prevalezca el pensamiento humanista y científico, la pluralidad cultural, la equidad de género, en fin, todos esos principios que ermitaños y solariegos hacemos nuestros. Llenemos los espacios vacíos de convicciones para hacer de este mundo un espacio más habitable. Pero, ante todo y sobre todo, no perdamos nuestro espíritu rebelde y crítico. No habitamos el mejor de los mundo. Es urgente disentir, pensar, reflexionar, buscar qué y cómo cambiar las cosas que nos tienen hoy sumidos en esto que estamos padeciendo. Por una Navidad reflexiva… ¡Salud!