Ya es 22 de diciembre y se acerca una de las navidades más tristes en la historia reciente de la humanidad. ¡Tantos muertos, tantos enfermos, tanta gente orillada a la miseria! Pero también tantos proyectos que se han venido abajo o que al menos han sido postergados. En nuestro caso, tuvimos que cerrar el ya icónico local abierto al público de la Librería del Ermitaño y postergar nuestros proyectos con Taller Ditoria. Hemos trabajado, en cambio, más duro en nuestros proyectos tecnológicos. Librántida, nuestra plataforma para comercializar catálogos de editoriales que son producidos una vez que los libros se han vendido, ya es desde hace tiempo una realidad. De igual manera avanzamos en muchos otros proyectos que beneficiarán tanto a editoriales como a librerías y lectores. Logramos concretar nuestro objetivo de crear ecosistemas basados enteramente en tecnologías de mexicanos que nos permitan preservar nuestra independencia. También hemos logrado incrementar sustancialmente nuestro catálogo internacional de libros que comercializamos a través de cada vez más librerías. Eso no quita que extrañemos nuestra vida presencial. Solar y Ermitaño han sido siempre espacios con una gran vida activa. Las visitas didácticas de grupos de estudiantes de todos los niveles, los talleres, los cursos, las actividades académicas y culturales fueron siempre parte de nuestro ADN. A solariegos y ermitaños nos es tan natural esa actividad como la virtual. Las nuevas tecnologías han sido parte esencial de nuestra existencia desde mediados de los años ochenta. Nada reemplaza, sin embargo, el abrazo que todos tanto añoramos. Mientras llega, sigamos construyendo nuevos imaginarios. Porque, cuando pase esta pandemia, la vida seguramente no será igual que como la dejamos hace ya casi un año…