Hablar sobre diversas estrategias en las que Noemi Ravelo y yo estamos trabajando —que involucran en buen grado el desarrollo de herramientas tecnológicas para solucionar problemas crónicos en materia de distribución de materiales de lectura a nivel nacional— mientras paseábamos por el Centro de la Ciudad, resultó muy estimulante. Recordé esos interminables paseos que realizaba con mis amigos en Alemania discutiendo sobre asuntos filosóficos y, más tarde, en México, recorriendo las colonias de Tlacopac y San Angel, o subiendo las montañas del Ajusco, mientras dirimíamos nuestras inquietudes políticas. Hacen falta en esta Ciudad más espacios en los que uno pueda caminar dejando fluir los pensamientos y la plática, sin temor a que a la vuelta de la esquina te asalten y te hagan perder innecesariamente el hilo de la conversación…