Hoy tuvo lugar una interesante presentación de la Estrategia Nacional de Lectura en la CANIEM, a la que asistimos un grupo de editores. La presentaron Eduardo Villegas Megías, coordinador de Memoria Histórica y Cultural de México, y Marx Arriaga Navarro, director de Bibliotecas. Confieso que quedé un tanto perplejo ante lo expuesto, pues más que una estrategia me pareció que presentaron un catálogo de buenas intenciones y acciones aisladas que dudo que generen un verdadero cambio en la deplorable situación que vivimos en materia de libro y lectura en México. Fue constante la referencia a las pocas librerías y a la miseria en que se encuentra el sistema de bibliotecas en el país. Pero pues no hay y, al parecer, no habrá presupuesto razonable por lo pronto. Quedó claro que la estrategia planteada será dirigida de alguna manera de forma directa por AMLO y que quizás en los próximos años se le asigne un mayor presupuesto. También supimos que la actual Ley de Fomento al Libro y la Lectura será reformada, lo que deja la actual tan inoperante como lo fue desde sus inicios. Tanto Eduardo como Marx dejaron claro que no creen que sea a través del abaratamiento del libro como se promoverá la lectura, planteamiento central de Paco Ignacio Taibo II, sino que se requieren estrategias concertadas con la industria para generar un cambio. Yo aproveché para plantear que en todo su esbozo de estrategia faltaba como punto central considerar la distribución del libro de texto ya no de manera directa a escuelas, sino a través de librerías, bibliotecas y centros culturales para fomentar que la población acuda a esos espacios, es decir, usar al libro de texto como herramienta fundamental de movilización de la población potencialmente lectora, lo que acarrearía muchos beneficios a toda la estrategia. Coincidieron conmigo, aunque no se ve que haya planes de que algo así se vaya a poner en práctica. En fin, que fue una reunión interesante de la que salimos con la misma incertidumbre que con la que entramos, aunque a fin de cuentas contentos de que al menos existe buena voluntad y una mayor vinculación de más sectores con el objetivo de promover el libro y la lectura en el país.