Comparto los avances en la definición de lo que la Liga de Editoriales Independientes (LEI) aspira a ser. Tengamos en mente algunos antecedentes.
Los editores que englobamos bajo el concepto de “independientes” (y que defino más abajo) han tenido la necesidad de agruparse por su cuenta, es decir, al margen de las grandes organizaciones gremiales (lo que en México es la CANIEM, por ejemplo) que dejan de lado los intereses de los pequeños editores que no se sentían representados.
Surgieron entonces numerosas agrupaciones en el mundo que dieron lugar a la Alianza Internacional de Editores Independientes (AIEI), con sede en París, que aglutinó a esas asociaciones nacionales. Sin embargo, muchas de estas cayeron en el sectarismo, es decir, aglutinaban a muy pocas de las muchas editoriales en cada país. Lo mismo sucedió en México con la AEMI. La exclusión —cuando hablamos de edición independiente— es un contrasentido, ya que ese segmento es muy dinámico. Los proyectos editoriales se crean con facilidad, pero no todos sobreviven o subsisten por un tiempo prolongado. De allí que una agrupación de editoriales independientes deba ser muy flexible, facilitar el ingreso y propiciar la profesionalización del editor-emprendedor para que sepa superar las dificultades que impiden su éxito a largo plazo.
Lo mismo ocurre en el sector librero independiente, sobre todo hoy en día. Editores y libreros independientes constituyen en estos tiempos la parte más fresca, innovadora y dinámica del quehacer editorial. Y todos, los independientes y los de la industria editorial consolidada, tenemos intereses en común. De allí que sea imperativo trabajar en conjunto, unir fuerzas y encontrar formas para que todos los sectores se vean beneficiados por igual con un objetivo mayor en mente: multiplicar los lectores y, con ello, ampliar el mercado sin el cual el florecimiento tanto de editoriales como de librerías sería impensable.
Hoy, algunas cámaras, como la CANIEM, se han abierto a escuchar e incluir las reivindicaciones de los editores independientes. Sin embargo, es urgente contar con espacios propios, autónomos, que aborden las problemáticas específicas de ese sector, al igual que el del librero independiente. Por ello, crear un nuevo organismo abierto y plural, como pretende ser la Liga de Editoriales Independientes (LEI), no se contrapone a la unión de fuerzas, sino que, por el contrario, la hará viable, ya que nos proponemos colaborar en todo lo que sea posible con la Cámara, así como con otros organismos con objetivos afines. Nos alegra, por lo mismo, encontrar propuestas encaminadas a reunir pequeños libreros como las que representa la Red de Librerías Independientes (RELI), con quienes deseamos sumar esfuerzos. Habida cuenta de lo anterior, lanzamos un primer borrador de principios para orientar la reflexión.
Liga de Editores Independientes (LEI)
La Liga de Editores Independientes (LEI) de México es un colectivo de profesionales del libro abierto a la participación de todas las editoriales independientes radicadas en México* con el objetivo de promover la bibliodiversidad, la pluralidad, la equidad, el respeto al otro, la irrestricta libertad de expresión y el 𝘧𝘢𝘪𝘳 𝘴𝘱𝘦𝘦𝘤𝘩. Busca impulsar acciones colectivas que generen espacios de difusión, exhibición, distribución y venta de sellos independientes. Por lo mismo, se plantea como objetivo vincularse con el canal de venta en general y las librerías independientes en particular para crear sinergias editor-librero. Parte de la necesidad de crear espacios de análisis, reflexión y discusión sobre el presente y futuro del libro y la lectura. Busca enlazar a todos los actores culturales, gremiales, académicos y sociales relacionados con el libro y la lectura y participar de manera activa en las instituciones establecidas para hacer escuchar la voz de la edición independiente. Por su carácter, se adhiere a los principios emanados de las declaraciones de la Alianza Internacional de Editores Independientes y hace suyas las siguientes definiciones:
𝗘𝗱𝗶𝘁𝗼𝗿 𝗶𝗻𝗱𝗲𝗽𝗲𝗻𝗱𝗶𝗲𝗻𝘁𝗲. Es un editor “de creación”: mediante sus decisiones editoriales, muchas veces innovadoras, su libertad de expresión y los riesgos editoriales y financieros que asume, este editor participa en el debate de ideas y la emancipación y el desarrollo del espíritu crítico de los lectores. Por eso es un actor principal de la bibliodiversidad. Para abarcar en su complejidad y sus realidades diversas la noción de editor independiente, es preciso tener en cuenta tanto el entorno socioeconómico, como la perspectiva histórica y el contexto político. El editor independiente concibe su política editorial en plena libertad, de modo autónomo y soberano. No es el órgano de expresión de ningún partido político, religión, institución ni grupo de comunicación o empresa.
𝗕𝗶𝗯𝗹𝗶𝗼𝗱𝗶𝘃𝗲𝗿𝘀𝗶𝗱𝗮𝗱. Es la diversidad cultural aplicada al mundo del libro. Haciéndose eco del término biodiversidad, se refiere a una necesaria diversidad de las producciones editoriales que se ponen a disposición de los lectores. Si bien los grandes grupos participan de una cierta diversidad editorial por la importancia cuantitativa de su producción, eso no alcanza para asegurar la bibliodiversidad, la cual no se mide únicamente por el número de títulos disponibles. Aunque cuiden del equilibrio económico de su editorial, los editores independientes se preocupan ante todo por los contenidos. Sus libros aportan una mirada y una voz distintas, en paralelo a la propuesta editorial más estandarizada de los grandes grupos. La producción editorial de los editores independientes y los canales que privilegian para difundir sus libros (librerías independientes, por ejemplo) son por ende imprescindibles para preservar y enriquecer la pluralidad y la difusión de las ideas.
𝙁𝙖𝙞𝙧 𝙨𝙥𝙚𝙚𝙘𝙝. La noción de equidad de expresión (𝘧𝘢𝘪𝘳 𝘴𝘱𝘦𝘦𝘤𝘩) completa la idea de libertad de expresión (𝘧𝘳𝘦𝘦 𝘴𝘱𝘦𝘦𝘤𝘩). En efecto, en un contexto de concentración de los medios de comunicación, los poderes dominantes (políticos, económicos, religiosos, ideológicos, etc.) son los más representados y los más escuchados. El 𝘧𝘢𝘪𝘳 𝘴𝘱𝘦𝘦𝘤𝘩 incentiva la equidad de palabra para que todas las otras voces, a menudo marginadas o censuradas, sean escuchadas. El 𝘧𝘢𝘪𝘳 𝘴𝘱𝘦𝘦𝘤𝘩 defiende, por consiguiente, un acceso equitativo a la expresión (por ejemplo, para las mujeres, los grupos históricamente marginados, etc.), lo cual permite una verdadera diversidad de voces. Esta noción fue creada por Betty McLellan en 𝘜𝘯𝘴𝘱𝘦𝘢𝘬𝘢𝘣𝘭𝘦 (Spinifex Press, 2010, Australia), y promovida por Susan Hawthorne en 𝘉𝘪𝘣𝘭𝘪𝘰𝘥𝘪𝘷𝘦𝘳𝘴𝘪𝘵𝘺: 𝘈 𝘔𝘢𝘯𝘪𝘧𝘦𝘴𝘵𝘰 𝘧𝘰𝘳 𝘐𝘯𝘥𝘦𝘱𝘦𝘯𝘥𝘦𝘯𝘵 𝘗𝘶𝘣𝘭𝘪𝘴𝘩𝘪𝘯𝘨 (Spinifex Press, 2014, Australia).
[https://www.alliance-editeurs.org/-presentacion-y-orientaciones,069-?lang=fr]
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* En una primera etapa, el ingreso estará limitado a aquellos proyectos legalmente constituidos con al menos un año de existencia demostrable. Quienes no cumplan con este requisito mínimo podrán incorporase con la figura de miembros adherentes. La LEI estará trabajando durante los próximos meses en la creación de mecanismos flexibles para que todos los proyectos vinculados con el libro tengan cabida en nuestra organización, incluyendo librerías, distribuidoras, colectivos, artistas del libro, etc.