Recientemente, PodiPrint, con sede en España, me hizo una entrevista que publicó ligeramente recortada en su blog y que puedes ver en este LINK. Reproduzco, a continuación, la entrevista completa.
- Aproximadamente, han pasado ya 30 años desde que se creó Solar Editores. Prácticamente tres décadas de cambios tecnológicos y de constantes adaptaciones. Cuéntanos cómo surge la idea de este proyecto y cuáles han sido los cambios más significativos y los retos más grandes a los que se ha enfrentado Solar para llegar a ser como es actualmente.
Solar nació como un proyecto encaminado a brindar servicios editoriales integrales a la industria editorial. Basados en la tecnología tradicional, las innovaciones tecnológicas no tardaron en alcanzarnos de manera que para 1986 comenzamos a incorporar a nuestro quehacer la computadora y los programas de diseño emergentes. En esas épocas, la resolución de las impresoras era muy básica, de manera que empezamos a experimentar con tarjetas que la incrementaban hasta el punto de rivalizar con la fotocomposición. Pronto nos convertimos en vanguardia y en referente en materia de aplicación de nuevas tecnologías en el diseño de libros de mediana y alta complejidad tipográfica. La tipografía, por cierto, fue otro de los elementos clave en esta etapa de cambios y retos. Nos tocó no sólo explorar familias y fuentes, sino también atrevernos a rediseñarlas para hacerle frente a libros cuya especialización requería de elementos no contemplados en el diseño original de las familias tipográficas empleadas. Esta época estuvo marcada por rápidos cambios que, francamente, eran emocionantes. Sólo quien estaba al día en cuanto a lo que sucedía a nivel internacional podía sostener el paso. Hay que considerar, además, que en México era difícil tener acceso a información tecnológica tan especializada. Años más tarde surgió la tecnología de impresión digital. Nosotros habíamos estado trabajando con los recursos tradicionales. A mí me tocó hacer uso de tipo móvil, linotipo, fotocomposición, composer, etc. para diseño tipográfico y de prensas planas y offset para la impresión. La impresión digital suponía un vuelco enorme en muchos sentidos. Si bien cuando decidí incorporarla a nuestro quehacer sabía cuáles serían las implicaciones de ser precursor de esa nueva apuesta tecnológica, no imaginé cuán difícil sería salir adelante. Viví el auge en los 90 y el declive al final del milenio de Xerox ; luego incorporé la tecnología de Heidelberg con un gran proyecto de difusión en el 2001 en la FIL de Guadlajara, cuando montamos el Pabellón Tecnológico. Cuando quebró su división digital, cambiamos a Kodak e incorporamos tecnología de Océ para, a la postre, regresar a Xerox. Hemos vivido de todo en estos años.
- En 2014 inauguraron una pequeña librería de barrio, Librería del Ermitaño con vocación cultural y social. Háblanos sobre este proyecto. ¿Qué iniciativas se están llevando a cabo en esta librería? ¿Cómo resume este primer año de vida? ¿En qué más proyectos están inmersos?
La Librería del Ermitaño es un pequeño proyecto de grandes alcances, o un gran proyecto de pequeñas proporciones. La idea es generar un modelo de negocio de librería de barrio replicable, sustentable y viable que pueda reproducirse con un pequeño capital de inversión y que impacte fuertemente en el desarrollo cultural de la comunidad.
Fuera del ámbito de quienes ejercemos la edición independiente, podría entenderse por “librería” un espacio abierto en el sentido habitual del concepto. Sin embargo, las librerías tradicionales han ido cerrando o reduciendo sus espacios a lo largo de los años para destinarlos, comprensiblemente, a los catálogos más vendibles. Vivimos, o sufrimos, la bibliopobreza librera, auspiciada por las grandes editoriales que apuestan a los best sellers, lo que ha dado lugar a la “bestsellerización” del mercado.
Sin embargo, al pensar nosotros en abrir nuestra propia librería, se deseaba también ofrecer los catálogos de muchas otras editoriales independientes y, unos diez años antes, se tuvieron conversaciones con miras a crear una librería que los reuniera. Los obstáculos financieros impidieron concretar el proyecto. Sin embargo, a lo largo de estos años, y particularmente a raíz de las discusiones que sostuvimos en el grupo La Tertulia Editorial, se profundizó en el análisis del problema de la distribución y venta en nuestro país. Sabrosas discusiones sostenidas con libreros amigos, particularmente de librerías Gandhi, nos llevaron a concebir nuevas posibilidades.
Se partía de la fatalidad: las librerías están condenadas a desaparecer ante el surgimiento de opciones apabullantes como Amazon, pero nos encontramos en una época de transición, en la que aún predominan los lectores predigitales y los inmigrantes digitales, y en la que todavía muchos de estos jóvenes lectores alternan entre el soporte de papel y el electrónico.
Para impulsar el proyecto nos inclinamos por la colonia San Pedro de los Pinos por los siguientes motivos:
- Es una zona en la nunca había habido una librería.
- La estructura demográfica de la colonia es muy diversa.
- Cuenta con numerosos vecinos dedicados a las artes y a la cultura.
- Tiene una interesante trayectoria de actividad cultural vecinal independiente.
- Ediciones del Ermitaño tiene ahí su sede.
Es decir, lo anterior permite explorar qué tanto es posible transformar sustancialmente la vida cultural de un barrio que ha carecido de un espacio librero a través de un proyecto editorial-librero-cultural de esta naturaleza.
La Librería del Ermitaño se ubica a tan sólo media cuadra de las instalaciones de Ediciones del Ermitaño lo que nos permite seguir usando los espacios de la editorial, que hasta ahora habían servido para realizar nuestras actividades culturales, pero que ahora se usan como extensión de la librería. Queríamos, además, que la librería estuviera en un espacio que no fuera el de concentración natural de la gente (por ejemplo, el parque), con objeto de explorar mecanismos para generar un nuevo polo de atracción y, por lo mismo, un corredor, lo que ha estado funcionando. Lo anterior nos dio pie para crear el Corredor Cultural San Pedro de los Pinos, que va de la editorial a la librería, de allí continúa hacia el parque Pombo y el Mercado y que posiblemente culminará en la Fundación Sebastián, es decir, prácticamente en línea recta. Este corredor está pensado para ser el eje de la actividad cultural en San Pedro de los Pinos, con actividades culturales del interés de todos los vecinos y la población visitante de San Pedro. La intención es que, paulatinamente, escuelas, centros de asistencia y todos los negocios de diversa índole, incluyendo en particular al Mercado, se unan en torno a actividades periódicas impulsadas por la Librería y otras entidades con las que nos hemos estado vinculando.
Continuamente realizamos en la librería y espacios alternos actividades gratuitas relacionadas con el libro, la cultura y las artes, planeadas muchas veces por y para los vecinos, por ejemplo: la autora sampedreña que recibió el Premio de Bellas Artes, pero que nunca había podido presentar formalmente su obra; hemos difundido también talleres de escritura creativa, talleres de encuadernación, lecturas en voz alta de cuentos de terror, misterio y eróticos, y regalado libros, sobre todo a niños, acompañadas de actividades que los enganchen a la lectura, como pequeñas obras de teatro, títeres y cuentacuentos.
- Los últimos índices de lectura que arroja EL Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de México afirma que han incrementado los índices de lectura en México, sin embargo, las cifras aún continúan siendo bajas ya que todavía hay un 18% de mexicanos que afirma no leer nunca. ¿Cuáles son las claves para seguir mejorando estas cifras? ¿Qué se hace dese Solar Editores para fomentar la lectura?
Los ejercicios estadísticos en torno a la lectura en México carecen de verdaderos sustentos científicos y son muy cuestionables. Desde hace años he venido sosteniendo que estamos en una época de transición, donde los paradigmas vienen cambiando a tal velocidad, que quienes quieren “medir” lectura ni siquiera han logrado entender lo que es “lectura” en estos tiempos de nativo digital y sus antecesores. El problema de quienes hacen estadísticas es que lo que buscan es “elevar las cifras” y no entender el problema o el “no-problema”. ¿Hay que elevar el % de lectura? Pero, ¿de qué lectura? Se plantea que de libros. Pero, ¿de qué libros? La angustia por la “no lectura” es característica de la industria editorial tradicional. Más que de “no lectura” es de “no compras”. No compran libros, ergo, estamos en crisis porque no se lee. Necesitamos cambiar ya no de chip, sino de CPU. Un análisis valiente plantearía quizás que no se lee tanto como quisiéramos los “entendidos” en la materia porque estamos viviendo el surgimiento de una generación a la que la “literatura clásica” ya no les dice nada, o no tanto, como a generaciones anteriores. ¿Debemos preocuparnos? No creo. Si la generación que ha emergido a partir de los años 80-90, y particularmente en este siglo, no lee a los clásicos, quizás se debe a que sus inquietudes giran en torno a nuevos temas y a que buscan nuevas formas de comunicar. Lo más importante hoy en día es entender al lector. El mercado que tenemos frente a nosotros es inmenso. Predigitales, inmigrantes digitales, nativos digitales. Papel, papel-ebook, ebook, app. Poco a poco, el inicio de la cadena irá despareciendo. Nuevos creadores (escritores), generadores de contenido, irán emergiendo con nuevas propuestas. Para cambiar las cifras, tendremos que aprender a cambiar la manera de medir. Solar ha estado trabajando en todos esos terrenos aportando elementos de reflexión a través de la revista Quehacer Editorial, de Ediciones del Ermitaño, y de la organización de numerosas actividades, entre ellas la de los Coloquios sobre el Futuro del Libro.
- En el caso de la producción de libros impresos, estos bajos índices de lectura, el auge de los contenidos digitales o algunas malas prácticas afectan ¿Verdad? ¿Qué retos tienen entonces los libros impresos? ¿Qué oportunidades existen para mantener o incrementar la cuota de producción?
Sinceramente creo que los libros impresos tienen, si no sus días, sí sus años contados. Pero esos años contados no serán nada malos para la industria tradicional, y abrirán, precisamente porque nos encontramos en una época de transición, muchas puertas y oportunidades. El mercado del libro impreso en tiros cortos o de uno a uno es enorme. Hablamos de muchos años por delante, quizás treinta, conforme avance la tecnología y vayamos desapareciendo los pre y los inmigrantes digitales. No es poco. Es lo que Solar tiene de existencia. Después (o antes) de eso, intuyo que la impresión sobre papel irá en declive rápidamente. Es, más que una decisión de los consumidores (o lectores en este caso), cuestión de ver las tendencias de la industria, que es la que a final de cuentas está manipulando el mercado y las cifras.
- La impresión bajo demanda es una interesante opción para ahorrar costos en el proceso de edición y publicación de un libro. Imprimir desde un ejemplar supone el ahorro en distribución y almacenaje. En Solar Editores ya utilizan este sistema ¿Cómo ha sido todo el proceso de adaptación? ¿Cuál fue la clave para convencerse de optar por la impresión bajo demanda? Háblenos de las ventajas que ha experimentado Solar con la impresión bajo demanda.
Para llegar al punto en el que nos encontramos tuvimos que recorrer un largo camino. Al ser nosotros pioneros en la incorporación de la impresión digital al quehacer editorial tuvimos que emprender un largo y difícil camino de “evangelización” ante las resistencias de un medio editorial renuente al cambio. Casi pasaron doce años antes de que realmente notáramos un cambio de mentalidad. Como ya me había tocado acometer los procesos de cambio derivados del uso de la computadora y los programas emergentes de tipografía y diseño, estaba convencido de las ventajas de la impresión digital. Lo primero que hice fue predicar con el ejemplo: volqué la totalidad del catálogo de Ediciones del Ermitaño, nuestra división editorial, sobre esta modalidad. Es decir, comenzamos a producir con impresión digital todos los títulos de nuestra editorial. Eso fue abriendo camino. Además, comencé a dar conferencias, a participar en mesas redondas, a impulsar publicaciones para promover la reflexión y el debate en torno a las nuevas tecnologías. Si bien seguimos ofreciendo soluciones integrales, nos especializamos en impresión digital de libros. Eso nos abrió un nicho en el mercado. A lo largo de estos treinta años, muchas empresas basadas en nuevas tecnologías han surgido y desaparecido. La diversificación ha sido un elemento clave para subsistir. También la aplicación de sólidos conocimientos sobre los antecedentes, las bases tradicionales del quehacer editorial.
- Con este tipo de iniciativas ¿seguirá la impresión digital alcanzando a la impresión offset?
Son tecnologías distintas. Una enfocada a tiros relativamente pequeños, la otra a tirajes mayores. Sin embargo, estamos en los albores de nuevas y revolucionarias tecnologías que podrían borrar la especificidad de los equipos en función de los tirajes. Hoy hay muchos más competidores en la arena tecnológica. Eso hace que los equipos comiencen a abaratarse y a que surjan cada vez más opciones de diversas dimensiones. El offset, aún con su migración a lo digital, tiene grandes limitaciones para atender la diversidad que crece con la incontenible apertura de los mercados. Seguramente viviremos el surgimiento de nuevas tecnologías, donde lo digital se acerque, sin perder sus ventajas, a la productividad del offset, y el offset a la capacidad de diversificación de la impresión digital.
- Ahora, estamos inmersos en el proyecto de distribución 1:1 internacional. Una interesante apuesta para el sector editorial ya que, además de la impresión bajo demanda, el sistema es una potente herramienta de distribución internacional. ¿Cómo surge toda esta relación y la definitiva unión entre México y la alianza?
Solar ha sido un interlocutor permanente a lo largo de treinta años y pionero en la aplicación de nuevas tecnologías en la industria editorial. Por lo mismo, se ha convertido en un referente obligado en México cuando de nuevos proyectos tecnológicos se trata. Desde hace años hemos sostenido numerosas conversaciones con diversos interlocutores interesados en asociarse con nosotros en aventuras de envergadura internacional. Pero no ha sido sino hasta ahora que hemos encontrado a colegas con la misma visión, con la misma mística de trabajo. Un aspecto importante es que es una unión entre iguales, donde ninguno pretende “comerse” al otro. De lo que se trata, por el contrario, es de fortalecer cada uno de los proyectos nacionales en un entorno internacional haciendo uso de herramientas que son a la vez poderosas, como flexibles. La distribución internacional supone una amplia labor de “evangelización” para que el mercado entienda las ventajas, los alcances de nuestra propuesta. Pero también supone, de nuestra parte, la adaptación de nuestros procesos de producción para optimizar la producción uno a uno a nivel masivo, así como la integración a nuestro proyecto de los catálogos de las editoriales por un lado, y de la concurrencia de las librerías para ofrecer al público lector nuestras soluciones y así cerrar el círculo.
- Los compañeros argentinos, de Bibliográfika, han entrevistado al fundador de Nowtilus, Santos Rodríguez. En una de las preguntas, Santos afirmaba que tres de las variables que debían mejorarse en la cadena de valor del libro son logística y distribución, capacidad de oferta y del limitado flujo de información ¿Estás de acuerdo? ¿Qué otros elementos son imprescindibles cambiar?
Estoy de acuerdo. Pero añadiría un aspecto fundamental: la educación, la capacitación de los interlocutores: editores, libreros y lectores. Si quienes son parte del engranaje, de la ecuación, no comprenden qué proponemos, cuáles son los alcances y cómo pueden contribuir a su éxito, el proyecto tendrá grandes problemas para avanzar exitosamente.
- Por último ¿Qué futuro prevé para el sector editorial? ¿Se globalizará la industria gracias a la distribución 1:1 internacional que se implantará como sistema principal del sector editorial?
La industria ya está globalizada, pero dista mucho de cubrir la amplitud y diversidad del mercado existente. Creo que, como les es propio a esta época de transición, hay nichos para todo. Sin lugar a dudas la penetración del ebook seguirá creciendo, pese a los coyunturales estancamiento que hemos vivido últimamente. Pero el mercado del libro impreso sigue siendo inmenso. Para aprovecharlo, se requiere de imaginación, de inventiva, de capacidad de encontrar cómo llegar a los lectores existentes y potenciales con cada vez más ofertas. Hemos vivido una larga historia en que, paradójicamente, pese a la relativa masificación del libro impreso, ha prevalecido la bibliopobreza si medimos la disponibilidad de libros vs la generación histórica de títulos. Hoy, con esta apuesta, estamos por primera vez ante la posibilidad de ofrecer a nivel mundial verdadera bibliodiversidad no sólo en formato de libro electrónico, sino también de libro impreso. Y eso hace toda la diferencia.