Solareditores, Ediciones del Ermitaño e IC-Editorial conformamos un triunvirato perversamente solidario. Algo así como los tres mosqueteros de los libros pero de la era digital. Eso lo volvimos a refrendar esta semana cuando Xiluén, Rafael y yo nos reunimos a delinear aspectos estratégicos de nuestro trabajo con miras, entre otras cosas, a la FIL de Guadalajara. Cuando manejas proyectos que, si bien están estrechamente vinculados, tienen cada uno su propia lógica, hermanar tácticas, intereses, no es cosa fácil. Menos cuando se trata de empresas impulsadas por emprendedores que no poseen el músculo financiero de las transnacionales, aunque sí el espíritu y entusiasmo de los precursores del cambio. Desde un punto de vista técnico, no es fácil congraciar la producción de libros sobre pedido uno a uno (es decir, la producción de un solo ejemplar cuando un lector lo pide de entre una bibliodiversidad de decenas si no es que de cientos de miles de títulos disponibles en esa modalidad), con la producción de tiros cortos, es decir, de varias docenas o algunos cientos de ejemplares. Visto en retrospectiva tecnológica: como querer satisfacer a quien sólo deseaba producir 100 ejemplares de un libro en la era del reinado despótico del offset (pensado para producir miles de ejemplares) al precio de costo unitario del millar. Imposible. Bueno, sigue siendo medio imposible, si bien la tecnología ya posibilita la producción de un solo ejemplar de un libro a un precio comercialmente viable. Pero hay más retos: por ejemplo, incorporar a tu flujo de producción de tiros de cien o más ejemplares (tiro corto) el de un ejemplar único. No sólo imprimirlo. También encuadernarlo. Y entregarlo. Y en tiempos breves, por supuesto. La logística detrás de esto es compleja. Un aspecto es la impresión; otro, la encuadernación. En la producción tradicional en offset tenías (tienes) cierto margen de error (merma). Tiras cierta cantidad de pliegos hasta lograr calibrar la impresión. En el tiro corto también puedes incorporar un mínimo, muy pequeño, de merma para ajustar tu producción. Pero cuando hablas de producir tan solo un ejemplar, pensar en “mermas” es imposible. Te sale bien y rápido a la primera, o pierdes. Nosotros tenemos que empatar tiros largos en offset (miles de ejemplares), con tiros cortos de uno o varios cientos de ejemplares, con un tiro de uno solo. Y esto, además, a nivel internacional, ya que nuestra propuesta incluye producir indistintamente en México, España, Argentina, Colombia, Ecuador y otros países que están por incorporarse. Neta, neta marioneta, es un proyecto apasionante. Por eso Xilu, Rafa y yo, que estamos comprometidos con esta apuesta editorial y tecnológica, sellamos nuestra perversa alianza al calor del mezcal Zacatecano añejo, que nos trajo Gaby, con el abrazo de manos de caracol…