Una probadita de lo que es la buena lectura erótica

PATRICIA KELLY

En cada una de sus publicaciones conozco a un escritor, o me reencuentro con otro. En cada título descubro una nueva forma de mirar el cuerpo, de vivir con intensidad el encuentro erótico, cada autor me cuenta un secreto íntimo. Porque en cada página me hablan a mí, la lectora, el lector de Minimalia Erótica de Ediciones del Ermitaño. En esta colección, de la que conozco solamente diez ejemplares, se combinan los textos de autores como Alberto Ruy Sánchez, Enrique Héctor González, José de la Colina, Edmée Pardo o Andrés de Luna, con fotografías de ellos mismos al lado de una modelo desnuda (Leda Rendón). Alejandro Zenker es el fotógrafo que juega, experimenta, y en más de una ocasión me imagino, tuvo que hacer milagros para lograr su objetivo. Pero el resultado es delicioso.

Le presento algunos fragmentos de la obra que le permitirán tener una idea de su contenido. No se trata de una crítica literaria ni fotográfica, es una invitación para que usted descubra en ella otra faceta del placer.

“Y allí estaba Leda R., tal como su desnudez la transformaba en ella misma, la revelaba, la sublimaba, y luego se acercó a mí, estuvo junto a mí, alrededor mío, en innumerables momentos de su perfecto, inolvidable, irrecordable y otra vez inolvidable cuerpo, momentos a veces acariciados por mis manos con el pretexto de las poses que apresaba la cámara de Alejandro Zenker”.

Y allí estaba el maestro José de la Colina, crítico de cine, escritor, editor, maestro de varias generaciones de lectores.

El creador pinta a la modelo, la siente, la deja viva para siempre en un texto que narra sus emociones y sentires frente a Leda, “tan casi en mi tacto, tan lejos de mi vida”. Las medias fantasmas de Leda R., por José de la Colina.

“Iba con un vestido blanco, con una pequeña y sedosa tanga del mismo color y unas gotas de perfume con olor a sandía. Al principio sintió temor, un pánico que era obvio. En las calles la mayoría la miraba con ojos ávidos. Un atrevido le dio un beso rápido y otro le tocó las nalgas. Ella se deshizo de los intrusos y caminó hasta acercarse al mar”.

Andrés de Luna, toca, huele, acaricia y besa. Su contacto permanente con todas las formas de erotismo, lo han transformado en un experto al que hay que consultar cuando de arte y erotismo se trata. Son varios sus trabajos sobre el tema, pero en este texto él se divierte y juega a lo prohibido. El aprendizaje del ahora, por Andrés de Luna.

“A los pocos días de verlo le envié otro correo con la propuesta de un contrato privado y amistoso para diez reuniones de sexo consensual. Tenía claro que la relación debería ser un negocio bien calculado para atender el deseo que me surgía y al mismo tiempo mantener ese humor dulzón y seguro que da el estar casada. El contrato constaba de 14 puntos”.

Flor de un solo día se llama el primer cuento de tres, en el que una mujer con siete años de casada decide tener un amante. La explosión del deseo femenino se narra en estos textos de la cuentista, novelista y periodista mexicana Edmée Pardo.

1. “Luna eréctil/ se abrió paso en el surco./ Trae tu alegría”. 2. “Busca mi lengua/ la sílaba escondida/ bajo tu sexo”. 3. “No te levantes. Déjame contemplarte así, en la luz tendida, al abandono de mis pocas palabras”. Entre el servicio exterior en embajadas, y en el consulado de Miami, Jorge Valdés se da tiempo para escribir poesía y recibir premios por su trabajo literario.

Ésta es su más reciente publicación en donde además aparece junto a Leda y su cuerpo que lo inspira. Cámara Negra de Jorge Valdés Díaz-Vélez.

“Tu grito me dijo ´más´. Yo me detuve. Tu silencio me ordenó: ´más´. Y acaricié tus pezones con mi aliento, controlando la humedad que colocaba en ellos, secándolos, mojándolos, sintiendo en mis manos que acariciaba tu cuello la nueva tensión de tu grito”.

Manos que hablan, piernas que se tocan y entrelazan, rostros y miradas que a penas se atreven a descubrirse. El autor en el placer y la admiración, es también una referencia obligada cuando se trata de literatura y erotismo. Su talento y sensibilidad han sido innumerables veces comprobados. La huella del Grito, de Alberto Ruy Sánchez.

Cuando usted lea alguno de estos libros, seguramente escogerá otros fragmentos como lo más representativo de los autores, muy probablemente vería otros fuegos en las miradas, pero eso es lo maravilloso de la literatura, y en particular de la literatura y la fotografía eróticas, en ellas admiramos nuestro propio reflejo, nuestro propio ser.

Lo importante, es que en estos trabajos, todos y todas podemos encontrar fragmentos de nuestra historia, los textos que alguna vez quisimos escribir y no nos atrevimos. Los autores nos dan voz a los mortales.

“Un poema se piensa con los dedos de las manos, se escribe con las nalgas bien puestas, se siente con el ombligo de la razón”. Así empieza su libro Enrique Héctor González, maestro universitario, poeta, crítico literario y amante del rock progresivo. Y termina escribiendo: “Voy a dibujarte despacio con esta pluma de esperma. Encajaré en cada coma mi pedigrí proxeneta, me espesaré en la ceniza del semen eminente y no buscaré besarte protuberancias desprovistas de todo atractivo. Me dedicaré mejor a mojar la mueca de lava que te recorre el recinto; bajaré hasta la cebolla parpadeante de tus dientes y no volveré a decirte que despacio te dibujo pues son las diez de la noche y la verdad se hace tarde. Anda, quítame la pluma, devórame las horas que me faltan”. Los párpados de Leda, de Enrique Héctor González.

Las fotografías que acompañan estos textos, son a su vez parte de un proyecto mayor “La escritura y el deseo”, en donde Alejandro Zenker reúne a novelistas, poetas y cuentistas para recoger sus reacciones frente a una mujer desnuda. Un experimento sin duda interesante que nos mostrará la “otra cara” de los creadores.

Anímese a buscar esta colección en su librería favorita y a disfrutar, conocer y descubrir a los escritores en su faceta amorosa, erótica que libremente traducen en creación. Minimalia Erótica, de Ediciones del Ermitaño.

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