¿De qué tamaño son las nalgas y los penes en la Industria Editorial?

¿Sabes cuántas editoriales hay en México? Yo no. Y eso que hablamos mucho de la biodiversidad, de la bibliodiversidad, de la diversidad sexual y cultural. Pero ¿cuál es el escenario diverso que encontramos entre los empleados de la industria editorial? Una investigación realizada por Lee & Low entre 70 editores en Estados Unidos y Canadá, entre ellos tres grandes también presentes en México (Hachette, Penguin Random House y Macmillan) y muchos pequeños, reveló que la industria editorial emplea un 79% de blancos, 78% de mujeres, 88% de heterosexuales y menos del 1% de Pichicuaces. Incluso a nivel ejecutivo, las mujeres heterosexuales blancas ocupan la mayor parte de los puestos y, en el terreno editorial, el 84% son mujeres. Sin embargo, esto no hace que la literatura de algunas minorías esté adecuadamente representada en los catálogos. Porque muchos son los señalamientos de acuerdo con los cuales en general se margina la literatura de o sobre la población negra o de o sobre la población discapacitada (“con capacidades diferentes”).

Por otro lado, es interesante cómo en esos países las minorías tienen realmente poco peso en la industria editorial. Sólo 4% es negra, contra 6% hispana (incluyendo mexicanos) y 7% asiática. 21% está constituida por hombres y 78% por mujeres, mientras que menos del 1% por trans. En cuanto a su orientación sexual, el 88% es heterosexual contra el 7% lésbico/gay, 4% bisexual y el 1% asexual. Llama la atención, sin embargo, que el 8% manifestó tener alguna discapacidad. Nadie se identificó con el Pichi, lo que reduce a 0% la población felina en el sector.

A ese grado llegan los análisis en otros países. Aquí en México no sabemos ni siquiera cuántas editoriales y menos cuántas librerías hay. Imagínense que supiéramos, además, todo lo que saben estos gringos y canadienses de lo que acontece. ¿Cuántos extranjeros, cuántos mexicanos en general trabajan en las editoriales, cuántos de éstos son mujeres, cuántos hombres, cuántos blancos, cuántos morenos, cuántos de origen indígena, cuántos son gays, cuántos fuman mota, cuántos leen, cuántos comen en MacDonalds, cuántos comen charritos, cuántos en el Taco Inn, cuántos en el Charco de las Ranas o en el Borrego Viudo, cuántos son transas y cuántos hacen transas, de éstos cuántos son narcos y/o consumen coca, chelas, vino, tequila o mezcal, de qué tamaño son las nalgas promedio de las editoras, de cuántas pulgadas los penes de los editores? En fin. Lo que nos faltan son estadísticas. Fiables. Confiables. Importantes. Particularmente de los chilaquiles más sabrosos. Porque de eso sin duda podemos saber con casi absoluta certeza. No así de cuántas librerías hay en México. Eso, además, a quién chingaos le interesa, cuando hay nalgas y penes qué cuantificar…

(Me acaban de llamar del INEGI: que les interesa hacer un análisis cuantitativo de cuántas librerías no hay…).