Este Día Internacional del Fotógrafo me encontré una joya que no conocía: un texto sobre un retrato que hice de Alí Chumacero.

El lejano recuerdo del gozo por Octavio Olvera

Género comercial

A principios de la primera década de esta centuria, el editor y fotógrafo mexicano Alejandro Zenker emprendió la aventura editorial de publicar una serie de libros de escritores mexicanos con motivos eróticos. Además de editar los textos se dio a la tarea de ilustrarlos con su fotografía. Aquí una de las imágenes que conformó Poeta de amorosa raíz de Alí Chumacero.El cuadro marca la lucha antípoda de todo sueño del deseo: se goza pero no se tiene al amante, por lo que el despertar catapulta el anhelo de regresar a la raíz de la ensoñación. El ambiente en penumbra de la foto y la disposición del poeta y de la modelo, cada uno flexionando la cabeza en sentido opuesto, da esa sensación.

La postura de ambos personajes: la joven en el extremo superior izquierdo; el anciano, en el inferior derecho, recalcan la terrible contrariedad de la mocedad y la vejez, y el despejado gozo de remembranzas carnales.No está en éxtasis el poeta por estar al centro de la mujer, en su “amorosa raíz”. Está en el letargo de un recuerdo remoto, quizá de la belleza, el deseo y el placer consumado. Por eso la principal línea de luz marca un camino que se inicia en el rostro de ella y desciende por la voluptuosidad que levanta el volumen de sus pechos, que bajo su turgencia pareciera bifurcar el camino pero sólo para descender hacia la testa del poeta con la intención de coronarlo con el laurel inhiesto de sus pezones.La composición pareciera impecable, los tercios están perfectamente armonizados para el contraste de elementos: luz y sombras; ascendencias y descendencias; mujer y hombre: tiempo nuevo e ido.Pero después de salir de la ensoñación de ese mártir del placer que representa Chumacero, nos permite observar a una Venus de Milo indeseada. El brazo de la modelo se corta debajo de su rodilla derecha. Se genera entonces la suspicacia de haber más en la foto y como la escena flota en un aire afrodisíaco, el espectador se inquieta ante su deseo de ver en qué ha caido la delicada extremidad mutilada por el encuadre. ¿Error o acierto de Zenker?El pretérito se cumple en esta foto. Es la raíz del recuerdo delicioso del poeta cuando escribió con delicada pluma su meditación. Recuerdo el Poema de amorosa raíz: Antes que el viento fuera mar volcado, / que la noche se unciera su vestido de luto / y que estrellas y luna fincaran sobre el cielo / la albura de sus cuerpos…”. Recuerdo aquellos versos y veo entonces volumen, penumbra y atmósfera de sueño en la caricia que la luz hace en medio de las sombras y estoy seguro que Alejandro Zenker ilustró muy bien el sentido erótico de las letras de Chumacero.

 

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